Aunque el ciempiés no quiera
tiene más de tres pies.
Su camino es lento y es costoso
y cuando comete un error
le es más difícil retroceder.
Más le vale torcer la dirección
y cambiar de opción,
que ir hacia atrás
y partir de cero...
A veces el ciempiés piensa
que el simple gusano es más feliz.
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