Estoy torcida.
Quien inventó la simetría no conocía al ser humano.
Desviada y quebrada,
Por dentro y por fuera,
Pero sin estar rota.
Soy imperfecta
Y, además veces,
impertinente o pesada.
Si me miro en el espejo
Puedo hallar dos mitades perfectas ( a su manera)
Pero nunca cuadran,
Disparejas, dos yo.
Quien habló de identidad
Por un lado se equivocó,
No hay manera de ser uno tan sólo
O para siempre.
La cárcel invisible
Es en muchas ocasiones
El concepto, el prejuicio y la proporción.
Viva el dúctil y el flexible,
El que quiere ser lo que quiera,
Pese a quien pese.
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