Déjalo callado,
retenlo ahogado,
no lo mentes,
que quede como secreto.
Que lo digan las manos,
que lo exprese el cuerpo
y mientras sostienes mi silencio
y lo entiendes todo,
lo gritaré,
explotará en palabras,
en gemidos.
Después, te quedarás dormido
y trepando, sigilosa e intensa,
como la noche,
te lo susurraré al oído.
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