Mis horas de deslealtad
llegan cuando te has dormido,
entre el verde y gris
y con un rojo encendido,
devoro cuerpos envenenados.
La hora bruja se pronuncia
y se queda muda al posarse a mi lado,
deslucida,
pues es en la primera persona oscura
dejo a los terceros tuertos,
desnudos y desprovistos de riquezas.
Mis sueños lo permiten todo
para que al llegar el día
pueda seguir siendo tan buena.
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