No quiero confesar lo que ignoras,
pero es cierto, ilógico y exagerado:
el miedo a la expulsión
fue proporcional al grado irracional de amarre.
Dejé de ser yo,
lo que ignoraste,
porque abrazabas mi cuerpo
mas no sabías decir de quien era.
Nunca lo sabrás.
Y no hay rabia por tu parte.Nada.
Nada es medianoche,
hora en la que te amaba
y más con locura que gozo.
Mía es la medianoche (y una sombra de rabia ) por siempre.
Para ti (de mi) la nada
(escrito en alguna parte del 2007, un día de los malos en los que me viniste a la mente)
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