Erase una vez una niña fina y quebradiza como una aguja de enfilar que era muy muy tímida. Un día se empezó a sentir tan sola que la tristeza la hacía empequeñecer.
Un día se dio cuenta de que no se trataba de algo meramente simbólico, de verdad la tristeza la hacia disminuir, hasta que un día sin darse cuenta tan sólo media 5 centímetros.
Busco a sus papás por toda la casa, pero como siempre trabajaban hasta tarde, el piso estaba vacío. Sin embargo pelusa, el gato, si estaba allí, aunque lejos de reconocer a su joven dueña, creyó que se trataba de un ratoncito y no dudo en intentar darle caza.
La pequeña corrió por toda la casa buscando un escondite y el esfuerzo la hizo perder aún un par de centímetros. Con lo que consiguió a duras penas salir reptando por debajo de la puerta. Una vez fuera, hacía frío, pero no sabía a donde ir, así que espero a que sus padres llegaran, la vieran y la ayudarán. tapándose con una hoja mal barrida del vestíbulo se protegió de las temperaturas bajas. Pasaron un par de horas y vio pasar un par de hormigas cargadas con suculenta miga con chocolate. Al pasar se la quedaron mirando y a ella le pareció que en una especie de lenguaje extraño una le decía a otra, ¿has visto que bicho más raro?
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