11 abr 2010

La hora inexistente

Aquí
Las opciones del fracasado son miles.
Le abro la puerta y quito el despertador.
Bienvenido.

En la palma de la mano tengo sus ideas
Van y vienen y parece que van a caer
Para transformarlas según el contexto de las desdichas
Y ocultarlas.

Por si acaso no le digas nada
Y pensará que todo va bien
Encerraré a la loba,
La disfrazaré de niña buena.
Y nos sentaremos sonriendo a la hora del té.