Hay un agujero chiquitito en la esquina de mi chaqueta,
si meto el dedo,
desaparece.

Hay un mundo al otro lado de ese roto,
uno de color violeta.
Allí hay tres soles que giran como un reloj,
pero todos tienen cara sonriente,
da igual la hora.

En ese espacio el índice corre él solo
y a veces acaricia el ojo,
le quita las motas de polvo:
el iris pasa de violeta a transparente...
¡Qué bien lo ve todo ahora!
¡Qué realidad tan curiosa!

Entonces el dedo corazón
ayuda a remendar el 'vacío'.

06.02.2012

En estos tiempos, las noticias se empeñan en que todos los días sean lunes, mientras existe una necesidad urgente de hallar un viernes con su sábado festivo. Por lo menos para reponer fuerzas, para que el mundo no involucione. Pero unos pocos se empeñan en darnos de comer cenizas, fingiendo que es el sacrificio lo que se impone y no el fraude.

Sin embargo, a los que sufren el engaño no les ha de bastar con la queja, sino también con otra generación distinta de ficciones que nieguen las primeras, si  no es con más verdad, si con más esperanza.