24 ago 2021

Parálisis

Este lamento es inútil.

Pon al servicio de tu ser algo valioso...

El cielo se presenta gris,
un azul gris contaminado de sopor,
de la tóxica habitabilidad humana.
Construye y destruye
cual virus.

Ese gemido no es de placer
y nace ahogado por la vergüenza de poder hacerse sonoro.
¿Se habrán dado cuenta de la basura de ese rincón?

El cielo se enciende y se apaga 
con una paleta de opuestos cada día.
Tus palabras no discurren hacia ningún sitio
van locas de un lado a otro
y el cuerpo inmóvil
mira desde el trastero el cielo
por una ventana diminuta.

Tus gritos son mudos
y aunque no lo fueran
¿contra qué gritas?
¿Quien te escucha?

Desvencijado el mueble por el tiempo,
que no por el uso,
se devalúa
al remojo de la nostalgia.
Sus dueños lo han dejado abandonado al azar
atado de pies y manos.

Soñar,
ojalá soñar,
imaginar que abres la puerta 
sales y resuelves.
Tus ojos lloran trocitos de papeles rotos
con frases sin sentido,
Hojas de deseos censurados,
de miedos en letrita nerviosa.
Lloras como un maniquí,
gritas como un muñeco de trapo...

El sol sube y baja del cielo sucio
como en un columpio.

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