24 abr 2018

Deberes sin hacer: Irse a la cama temprano y dormir a pierna suelta

Apagar la luz,
la televisión,
la voz, los sueños.
Apagar la mente
y el cuerpo
y quedarse a la espera.
Cambiar las sábanas,
fregar los platos,
aferrarse a un hilo de cordura.

Tareas absurdas
cuando te recuerdo,
remedios ineficaces
cuando trato de salir adelante
sintiéndome cómo soy
(y cómo ejecuto).

Veo la ineptitud de mis habilidades
y mis hábitos,
los sitios donde moro con desesperanza,
todos,
como desde arriba,
mientras vuelo maniatada
sobre una inexistencia invisible.
¿sobrevalorando mi ubicación como ente material?
¿sopesando la materialidad de mi intelecto
y el óxido de sus engranajes?

Hay afuera escenarios mucho más importantes,
y la queja individual se sobrepone
y ni una ni otra logramos resolver
con una ansiedad que destruye el mundo como un juguete
cuando hay tanto qué hacer en stand by.

Y sin embargo,
como una loca,
de madrugada no puedo evitar
que vuelvas,
que vuelvan,
las sombras,
la oscuridad,
el vacío,
que lo asola todo.
Todo mi yo.
Como si fuera Fantasía
asediada por el lobo.

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