24 abr 2011

Sin nombre

Qué tanta dificultad me confunde está claro.

Y aunque en el nombre no me encaje lo que soy, he de decir que por las acciones prefiero que no me nombres. Quizás lo mejor es que me conozcas por los deseos, no por las peticiones concretas, sino las abstractas, que de tanta presión no saben cómo expresarse de manera fija, pero que siempre tienen el mismo fin. Recuérdame por mi anhelo de amor, de abrazo, y de bondad, por mis suspiros de mil y una noches en que hallo segundos en que creo poder serlo todo.

Olvida mi aspecto y acoge la sensación que notas cuando te tocó, parte de mí va en esa energía hermosa, ecológica y sutil, y concéntrate en el sonido de mi voz. Una vez que esos detallen se escapen me habrás olvidado.

Nómbrame con el nombre de la eterna posibilidad y su absoluta demora, del aire entre la lluvia helada, del aliento en torno al beso.

Qué tanta dificultad me confunde, y me complica cualquier cosa, está claro

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