3 ago 2017

Media de sal

¿Perdimos las ganas de
hacer lo que queremos
por miedo al ridículo?
¿por ser maduros?
¿Dejamos de reír como niños
y hacer payasadas?
Quizás ¿entendimos
que había que soportar muchas cosas
y aguantar el chaparrón?
¿Nos olvidamos de la parte loca
cuando nos creímos mayores?

No basta con la mano en el hombro,
con la mirada de apoyo.
Te quiero en lo malo,
pero no te olvides de lo bueno.
Que la muerte no separa,
separan los sueños
cuando se desvanecen.
Distancia el niño
que perdemos dentro
con su risa nueva, con su ser distinto,
con sus fuerzas,
sin ningún filtro.

Me cansé de la tempestad sin el arco iris,
me aburrí de la calma,
del esfuerzo sin premio,
de bailar con música a medio nivel,
de la canción a media voz,
del fuego a media llama,
De la tarta sin azúcar,
de la dieta sin sal.

¿De verdad te conformas
con la media,
con el papel de reparto,
con la abnegación del mártir (sin religión)?

La perspectiva está detrás del horizonte
y no le encuentro sentido a nada de esto.
Me peino con las nubes
y me queda revuelta la melena y las ideas,
la barbarie en la cabeza y los pájaros en el pecho.

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