5 abr 2021

iceberg

Un iceberg y un oso polar. 
El rugido no se oye.
No hay aire ni latido.

Un iceberg con venas calientes
y oxigenadas,
pero con la garganta abrasada

Ha llegado finalmente y de puntillas se ha alzado
para meter la mano dentro de la cuna,
le ha metido el dedo en el ojo 
y ha removido el interior 
como una copa con un gran trozo de hielo

Antes era todo Himalaya, 
ahora en el caldo hay falso fiordo, sin grandeza,
chapaleta y miedos submarinos;
en lugar de un paraje excelso y sublime
hay una tierra arrasada de vida,
al vacío,
sometida por una aspiradora
(una preciosa bola de nieve)

arriba, arriba 
gocemos de la locura expansiva,
de la falta de imaginación que conlleva el pesimismo,
dennos lacasitos narcóticos bajo el agua helada

arriba, arriba
el melocotón helado
y abajo la hiel mentolada
mientras la nana me mece con la muerte afinada
Qué voz tan bonita la de la calma,
qué serenidad en la parte superior del glaciar.
Dios bendiga el sueño artificial
y la blandura  sedante de las nubes 
en habitaciones desinfectadas


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