5 dic 2007

HACER PLANES.

Por lo general, tengo la mala suerte, o quizá la mala costumbre, de perder aquello que acabo de pronunciar, esto es, que el decir que tengo algo suele ser el momento perfecto para perderlo. Puede que tarde tanto en aceptarlo que cuando lo asumo se ha consumido parte de su existencia, o está a punto de perecer. Tal vez sea justo lo casi contrario, no mencione tal posesión, o cualidad, porque era inestable, voluble, de poca consistencia, por eso cuando por debilidad expreso su relación conmigo éste ente y objeto tiene bastantes posibilidades de quebrarse. El caso es que, aunque casi nunca cumpla con este principio, prefiero no decir nada hasta tener todo tan atado que ninguna duda sea posible (cosa en la vida dificilísima). Por eso es que nunca hago planes, es hacerlos y caer los instrumentos del plan, irse todo al carajo. También he de decir que hay una cierta desconfianza: para hacer planes uno tiene que confiar en las posibilidades de uno y de que si acomete estos planes con alguien más éste debe ser alguien que guardará un pedazo de un tiempo, concertado de antemano, para dedicarlo a esa actividad, concertada de antemano. Esto supone que el paso de una mariposa por delante de la ventana no es distracción suficiente ni motivo de desconcierto un segundo antes de la hora señalada.
He tomado costumbre de no-acostumbrarme a planear y dejar anticipado la ausencia de una intención a priori. Así hay papeles de desorden sobre la mesa del salón, hay virutas del regalo del día en que querías parecer algo que no era, el día que escondías en el otro bolsillo mentiras de ayer planificadas con inconsciencia. Yo de momento no hago planes, por no tener, no tengo ni por qué ni con quien, o lo que es lo mismo, por dejar en desuso el quedar abandonada. pero a veces es lo mismo. Yo quiero hacer planes, quiero planear el regreso a la conformidad con lo que veo, quiero planear la igualdad de los vientos, que vienen tanto de un polo como del otro. quiero acordar que exista quien me pueda acompañar sin que al nombrarlo desaparezca, quiero planear una nueva fe en el éxito del ser humano y mi éxito también por qué no.

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