5 dic 2007

UNA LINDA MARIPOSA

Era un día como otro cualquiera. Trabajo, tareas domésticas y cervezas finales. A media tarde me paré a mirar por la ventana de mi piso de tres al cuarto, con los techos llenos de goteras, muebles viejos y pequeños inquilinos de cuatro patas de vez en cuando. Me gusta ver como los niños juegan en el parque, como se mecen las hojas de los arboles y el atardecer... Son pequeñas cosas que me puedo permitir y que me crean menos melancolía que las capas de la cebolla. Tenía 10 minutos para vestirme antes de bajar a la calle, pero demoré mi partida hacia el cuarto, donde la tarea de volver a vestirme se me hacia pesada, aburrida e insípida. Entonces vi la mariposa más bella del mundo. Sus alas eran el más bello lienzo que jamás había visto. Se posó en el borde de la ventana. Me sentí tentada a tocarla. Estiré un dedo y el insecto voló y se colocó en la punta como si lo hubiera llamado. En aquellas telas voladoras vi el más loco y alucinante conjunto de formas, trazos y colores. Ella me dijo: de donde yo vine hay miles de experiencias divertidas y únicas. Su voz me atrajo tanto... Sus alas me rozaron con tal suavidad que me quedé hipnotizada, encantada. Entonces desapareció y yo decidí que podía dedicar el tiempo a buscarla. Lo deje todo y yo también desaparecí.

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