31 mar 2020

Azucena

Regaba sus flores, Azucena,
pensando que serían bellas y graciosas.
Las hablaba, las cantaba,
las mecía.
Con tanto amor cuidaba de sus platas
que gran despreocupación de si misma produjo.
Apenas ingería bocados
mientras velaba su siembra,
esperaba que la rosa más bella
abriera sus ojos para ella.

Necia se despertó un día,
Azucena, atada con enredadera,
envenenada de hiedra,
flaca, huesuda y verde de malestar.
Vio la flor que estaba muerta
y al minuto se miró en un cristal.
Viose flaca, huesuda y envejecida,
con la flor en el ojal.

Triste y desahuciada lloró aquel día.

En el silencio del invernadero,
Azucena se durmió.
Nada jamás la despertó,
pues nada de allí le hablaba,
ni cantaba ni mecía,
nada de esa vegetación podía.
Ella lo sabía,
siempre lo supo
y siempre entre las flores divina durmió

En plena limpieza, he encontrado este ¿poema? y es como si fuera de otra persona, pero no lo es... 2006

No hay comentarios: