10 sept 2007

PEQUEÑAS TORTURAS COTIDIANAS 1

Todos los días la misma historia...
Salgo al portal de mi casa y me pregunto porque esa señora me mira fijamente desde su balcón, a veces creo que se me ha olvidado ponerme la falda o el pantalón, como en una de mis pesadillas. Me hago un repaso visual y, bueno, al menos voy vestida, aunque no sea la cima de la elegancia y la corrección. Cojo el autobús y sigo el mismo caminito, como una hormiga, junto al resto del hormiguero. La verdad que hay días que me suicidaría, pero por supuesto después de haber sacado mi ametralladora y haber matado a la señora del segundo, al conductor del autobús por su retraso, al del metro por no esperarme, a mis jefes por tenerme sin hacer nada mientras mi cerebro se pudre en el estatismo... a todos los que me cruce en el camino por ponerse en medio y a todos los que me hicieron un poquito de mal, profesores de guión y de autoescuela incluidos,... (no hablaremos de esa clase de personas que te pisotean gratis y que probablemente cobren por otras cosas indignas...) Así dios me de una gafas graduadas y prohiba las armas los días laborales... si es que tenía que haber estudiado bellas artes, eso si tiene futuro o hacer como todos los indecisos, aunque no fuera mi caso, y haber optado por derecho... Como eso ya no tiene vuelta atrás aprovecho los sábados y festivos para desquitarme y me voy de tiendas, no se crean que a mirar ropa, sino a doblarla... esa una enfermedad que me está causando esta ausencia de actividad.

uffff maldito septiembre.

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