13 may 2020

La estupidez del ser- remembering 2020

Siempre fui rara. DE un tipo de rareza que aún no he aceptado del todo. A veces un poco cerca de la locura, pero sin llegar a ella del todo jamás. Con esto no te dan pastillas a no ser que exageres. Hay métodos infalibles, en google te los cuentan, a los que cualquiera puede recurrir, pero no...
Cuando era pequeña era tímida, aún más tímida que ahora. No sé de donde salió todo ese miedo al rechazo. Lo recuerdo como algo irracional que no tenia ni siquiera una base en algo del pasado, era demasiado niña: aún no tenía ni pasado. Simplemente siempre estuvo ahí. Ese miedo que me paralizaba y a veces tocaba las fibras de la rabia y me hacia explotar. ¿ De dónde? Dicen que los niños no nacen con baja autoestima y timidez, que algo del entorno les ayuda a optar por esa actitud... No creo que sea así. Ellos ya estaban allí. De ahí que haya desarrollado una cierta ignorancia hacia el pensamiento y conexión standard de tipo social. Cuando intento inventar una historia, mi mente dice: ¿de qué hablan esas dos personas socialmente adaptadas? ¿Cómo llegaron hasta allí? ¿cómo obtuvieron éxito en sus carreras, cómo cayeron bien en su círculo? Estaba claro que no hablaban de lo mismo que yo o de la manera que yo lo conseguía, ya que no obtenía los mismos resultados. 
Pero antes de ser adulto, ¿qué pasó? No caía bien ni a los profesores ni a mis compañeros de clase, ni siquiera cuando me quedaba callada. La indiferencia de los adultos la hubiese entendido, pero el desprecio...
Recuerdo que esta sensación de miedo y soledad me generó una tara: a veces la paranoia me hacia oír voces. Podía estar bañándome en la piscina y, de repente, sentir como las voces de las personas de mi alrededor se multiplicaban, como cuchicheos invasores, burlones. El agua se volvía demasiado líquida, como si la textura que acompañase a la materia sobre la que se posaba esa vibración se volviese de pronto en algo extraño y ajeno en medio de la agresión. Sí, puedo recordarlos como si fuesen reales, pero sé que no los eran. Era como si me reprocharán estar sola, mi pequeño fracaso infantil. 
Casa era refugio, casi siempre.  No es que allí no fuese querida, pero tampoco me sentía aceptada. A momentos era malcriada, a otros incomprendida, en el caso paterno, ignorada. Hay quien piensa que si no ves un problema no existe... pero se refieren a otra cosa... más bien a si no lo ves, no tienes que arreglarlo. Yo estaba bien, no digas que no, estás bien y si así lo crees así estarás  y problema resuelto. ¿Alguna vez habéis estado tristes y os han dicho, "anímate, no lo pienses"? No hay mala intención, pero hay mucha diferencia entre el no rumiar las malas ideas y evadirse. Otras frases que me gustan mucho son "supera tu timidez como yo", "estás así porque quieres", "el que no consigue algo es porque no lo intenta", "sé optimista, sonríe y el mundo te sonreirá", "si puedes imaginarlo puedes hacerlo", "todo sucede por algo/ hasta de lo malo se aprende" "sólo los débiles se rinden ", "Con práctica todo se consigue"... Y no, no son verdad, por mucho que agite los brazos no vuelo, por mucho que sea pacifica y amorosa no consigo lo mismo de vuelta... Tanto cuquismo me resulta agresivo, te dice cómo te debes sentir y cómo pensar... Hay mucho nazi entre los optimistas y falsos zen. (Y esto lo he descubierto por las malas)

Si, el otro día haciendo un test para la clínica, (a ver, chicos, cómo lleváis esa cuarentena de moda), y preguntaban, "oyes voces" ... Y me acorde de este retal. Si hago memoria puedo sentir ese sonido molesto y creo que si quisiera podría oírlas de nuevo. Supongo que si quisiera pastillas de verdad, podría probar, porque ya sabéis "si quieres, puedes"



No hay comentarios: