25 abr 2007

QUE QUEDE ENTRE TÚ Y YO

"Que esto quede entre tú y yo"le dijo ella a ella misma. "Pero yo esto lo veo muy negro". Ella dejo de mirarse al espejo y se fue hacia la ventana. Llovía, llovía a raudales. El día de la marmota había regresado y, de nuevo, no sabía como iba a librarse del mismo desastroso final. "Todo lo que oigo y veo me desapacigua".

"Pues no oigas ni veas. esas son las opciones que te quedan". A lo mejor soportar el mismo bucle de acontecimientos sin sentir la necesidad de tirarse por el más alto de los puentes es cuestión de eso: de ser indiferente, ignorante... "A lo mejor si fuera así de simple el regatear el sufrimiento yo misma golpearía la cabeza contra el muro con el fin de matar un par de neuronas", pensó y, la verdad es que no podía dejar de pensar.

La puerta sonó cinco veces y ella sabía que era el cartero con la carta. el sobre que contenía la desgracia próxima: una letra de desahucio, una multa, una herencia, el catalogo del venca, una invitación de boda... ella sabía lo que era, como había sucedido durante los 23 días anteriores la carta era la demanda de Oscar."Maldito" En realidad no dijo eso, sino que masculló una serie ininteligible de gruñidos y bufidos en los que parecía ahogarse con rabia.

"Ya sé lo que haremos" le dijo ella a ella misma. "Aunque tenga que vivir atrapada en este miserable tiempo, al menos quiero tener una sensación de justicia... las últimas horas se le harán años y yo los disfrutaré como si lo fueran. Pero recuerda en ese lugar oscuro, en esa hora oscura, el hecho, la conciencia y la culpa quedarán entre nosotras"

(Cartas a D)

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